Introducir la perspectiva de las víctimas en un análisis lo cambia todo: eso estoy aprendiendo en esta formación. Aprender, no sólo el mero hecho de nombrarlas, si no el análisis en profundidad más allá de las apariencias; integrar a las víctimas no es instrumentalizarlas, es conocer, ampliar la comprensión de la realidad queriendo escuchar una voz o admitir una presencia que tiende a ocupar poco espacio, o a invisibilizarse. Es reconocer una experiencia de dolor, que más allá del idealismo de las batallas narradas, nos habla de la vulneración del derecho a la vida y a su disfrute en plenitud. Nos habla de experiencias incompatibles con el derecho a vivir una vida plena. No es sentimentalismo, es hablar de derechos humanos.

Últimamente escucho mucho una duda entre los propios profesionales; si es conveniente que la víctima de un suceso traumático exponga su relato de modo voluntario porque puede revictimizar. Y reflexiono; no sé si revictimiza más que queramos contenerlo, disfrazado de una intención de cuidado, porque nos duele. Así es como se alimenta la justificación, los procesos de transferencia y neutralización de la culpa; la negación y dispersión de responsabilidades.

Es la escucha la capacidad que abre espacios para dar un lugar al relato de los sucesos dolorosos que han tenido un impacto en la vida. Y ese espacio puede dar pie a integrar si somos capaces de comprender cómo impacta en el tejido social el daño individual. Nada es ajeno, su dolor es mío; claro que es el mío. Y el tuyo. // Cómo escuchar? porque si no lo hacemos los profesionales de la psicología, lo harán otras personas que si pueden ocasionar un daño. // Recoger esos relatos y que tengan un valor

Introducir la perspectiva de las víctimas en un análisis lo cambia todo: eso estoy aprendiendo en esta formación. Aprender, no sólo el mero hecho de nombrarlas, si no el análisis en profundidad más allá de las apariencias; integrar a las víctimas no es instrumentalizarlas, es conocer, ampliar la comprensión de la realidad queriendo escuchar una voz o admitir una presencia que tiende a ocupar poco espacio, o a invisibilizarse. Es reconocer una experiencia de dolor, que más allá del idealismo de las batallas narradas, nos habla de la vulneración del derecho a la vida y a su disfrute en plenitud.

Los aspectos más relevantes del informe, desde mi punto de vista, han sido los siguientes.

  1. Conocer quiénes son las víctimas, una por una. Veo que es el modo en el que se puede captar el dolor real. Hablar de las víctimas en masa, en cantidad, o en determinada característica aspecto estadístico puede provocar cierto mecanismo de negación de esta sistematización de la vulneración de derechos humanos.

Convengamos en que, antes de saber cuál ha sido su consideración social, primero debemos conocer quiénes han sido las víctimas.

  1. De cada víctima, se recogen datos individuales pero también sociales en relación a ella; es decir, cómo la sociedad respondió ante la pérdida de esta vida y a sus familias. En concreto eventos que, según la sociología, podemos considerar movilizaciones sociales. A lo largo del informe se desprende, que a mendiad la respuesta social fue más organizada y conteundente, también se avanzó en la cosideración de las v´citimas como sujetos de dercho.
  2. Hace un análisis sobre todo basado en las víctimas directas y mortales. Pero no sólo. En su capítulo 6 describe Aproximaciones a otros efectos del terrorismo. Amenazas, detenciones, secuestros, lesiones, secuelas con repercusión en incapacidades laborales y discapacidad, bajas médicas, costes de indemnizaciones y de consorcio de seguros, ocupación del espacio público con simbología política, exiliados….

En este sentido, el informe termina con una consideración final: Quinta consideración: necesidad de un largo trabajo de investigación. Siendo una de las líneas planteadas la cuantificación de sus costos económicos, los exiliados que ha producido, los heridos, los amenazados de diferentes maneras, la respuesta de la sociedad ante todo ello o las múltiples repercusiones del terrorismo a nivel micro, en la vida cotidiana.

Describir los diferentes modos de ejercer la violencia, identificar y desvelar es muy importante a nivel victimológico, porque cuando hay acumulación de eventos que suponen una amenaza, que se ejercen de diferentes modos y que impactan de manera trasversal en la vida cotidiana (física, psicológica, intergeneracional, económica social, cultural, familiar, profesional, la ocupación del espacio público…) se pueden percibir de manera difusa y no reconocer la repercusión del impacto que puede suponer, no sólo para las víctimas directas y las indirectas recogidas por la legislación, sino para toda la sociedad, en un tipo de victimización colectiva y difusa.

Siendo mi campo profesional la psicología, desde este punto de vista tiene mucha relevancia porque permite evaluar la exposición al evento amenazante, de terror, para la propia y vida y la de los otros constante, sistemático, diario, difuso, de diferentes modos e impactando en diferentes esferas, de exposición al miedo en el que vive la población. Sin ser mi campo profesional, entiendo que también tiene implicaciones relevantes para la aplicación de las medidas de protección jurídica de las víctimas.

La exposición se trata de uno de los criterios a tener en cuenta para el diagnóstico y el riesgo a desarrollar un TEPT, y otros trastornos psicológicos a modo de secuelas. Esto es necesario tenerlo en cuenta a la hora de entender y acompañar a las víctimas de este tipo de violencia, y evaluar el daño psicológico que implica, para optar por un tratamiento a nivel clínico, o para acreditar la secuela a nivel forense. También para investigar, diseñar, aplicar los tratamientos más adecuados.

Sería interesante la investigación en cuanto al desarrollo del Trastorno de Estrés Post-traumático Complejo, encuadrado en un contexto traumatizante, más que en acontecimientos inesperados. También sería muy interesante la investigación en cuanto a la transmisión intergeneralcional del trauma.

En todo caso, es muy necesario visibilizar el impacto psicológico del terrorismo en la salud mental de la población.

Periodo Socialización del sufrimiento. Esta violencia, que se dio en llamar “de baja intensidad”, tuvo, sin embargo, hondas y diversas repercusiones sobre el tejido social en forma, por ejemplo, de extensión del miedo en la vida cotidiana, un aspecto aún pendiente de analizar mediante estudios de microsociología del terrorismo.

  1. La metodología elegida y cuidada tiene un fin: mostrar que la víctima tiene valor en sí misma. De este modo, todas nos hablan de la injusticia y los riesgos a la vida y libertad en la que convivimos; cada una tiene la autoridad moral para deslegitimar y restar impunidad a pesar de los mecanismos del poder. Así, me resulta muy interesante ante qué víctimas hubo una respuesta social, y por parte de quién, y no a otras, como si unas si que pudieran contar la historia y otras se pudieran considerar pérdidas «reparables» en un marco político que no las necesita moralmente para subsistir. Ofrecer una perspectiva de que cada pérdida de una vida es irreparable, dé coherencia o no a un relato de una supuesto bando, me parece todo un reto, y de ahí la cuidada metodología, las referencias y el marco de trabajo.

 

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